La pérdida de la inocencia...

Bienvenida a la era de la pérdida de la inocencia, nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables... Más bien desayunamos a las 7 de la mañana y tenemos lios que procuramos olvidar cuanto antes...

Así es, aunque me repatee el hígado admitirlo. Creo que la romántica empedernida que vive dentro de mi parcheado corazón sigue sin querer asimilar esto. Siempre bromeamos diciendo que somos la generación traumatizada por Disney y por los cuentos de princesas que son rescatadas. Seguimos esperando al príncipe azul... y tengo una teoría bastante trillada al respecto.

Primera etapa: Trasformar el sapo en príncipe FAIL

Durante una primera etapa de nuestra vida amorosa esperamos a ese príncipe azul. Nos ilusionamos con cada sapo, probamos, dejamos prendas de amor y fantaseamos con el príncipe azul en el que se convertirá con nuestro beso. Lo idealizamos, le subimos a un pedestal y le creemos perfecto. Cuando la 'magia' de la transformación no se cumple, nos decepcionamos. Nuestro sapo sólo es un sapo, no es ni de lejos perfecto y se nos cae del pedestal.

Primera lección aprendida. No debemos intentar transformar un sapo en un príncipe. Un sapo es un sapo y ninguna magia amorosa podrá cambiar eso.

Segunda etapa: Esperar que el príncipe te rescate FAIL

Hemos aprendido la lección. Ya no queremos transformar sapos, pero seguimos queriendo un príncipe azul y, no sólo eso, queremos ser rescatadas por él. Así que ponemos incoscientemente todo nuestro empeño en buscar villanos que nos hagan daño. El príncipe aparecerá en algún momento y nos rescatará del sufrimiento que nos haya provocado el susodicho, vengará nuestra honra y nos hará olvidar que hubo tiempos peores. -Soy el Príncipe de Vero, tu le rompiste el corazón, prepárate a morir- dictaría el guión de nuestro cuento cual Princesa prometida. Además, no sabemos cómo pero tenemos un radar infalible para los villanos, si hay uno a menos de un kilómetro a la redonda lo encontramos.

Segunda lección aprendida. Los villanos son villanos, el príncipe no vendrá a rescatarte y el único que quedará dañado es tu corazón. Aprendes a defenderte sola, nadie más lo hará por ti. Te haces una nota mental: 'Los villanos no son buenos para ti' y comienzas a ser algo más selectiva. Cambiar sapos no, villanos malos.

Tercera etapa: El único,  el gran amor ¿REPETIMOS?


Llegamos a la etapa dulce, el gran amor. La perfección, las locuras, la pasión, las primeras experiencias...

Yo busco el amor. El amor de verdad. Ese amor ridículo, inconveniente, arrollador… ese de no poder vivir sin la otra persona. 
Y lo encuentras, cometes locuras, te vuelves imbécil, pero te encanta. Comienzas a creer en todo lo que te han contado. ¡El amor verdadero existe!

Te gusta todo de él, sus defectos son graciosos y tu mayor temor es que él no sienta lo mismo con tanta intensidad. De pronto eres Julieta y tu Romeo te ha encontrado. Vuestras familias no están enfrentadas, no existe nada que pueda poner freno a vuestro amor...hasta que algo consigue hacerlo. Llámalo x. Podemos rellenar al gusto esta parte.

Entonces te sientes miserable, escuchas música que te hace sentir más hundida aún. Ves películas de amor y lloras. En ocasiones no sabes ni por qué. ¿Porque quieres lo que tienen los protagonistas? ¿Porque crees que lo has tenido y lo has perdido? Te haces la gran pregunta: ¿Si sólo hay un gran amor.... tu ya has consumido el tuyo?. Ya no vas a ser capaz de amar. Y toda la clase de estupideces que tus absurdas creencias románticas te han hecho pensar.

Tercera lección: si se ha terminado es porque él ha sido un capullo, no era un gran amor. Así que puedes prepararte, tu gran amor aún no ha llegado.

Cuarta etapa: Diferenciar el sexo del amor EN PRUEBAS


Estoy harta del gran amor. Lo que quiero ahora son grandes amantes
Los hombres lo saben diferenciar desde el principio. Nosotras, la gran mayoría me temo, no. Un gran error que nos hace sufrir mucho en vano. He leído teorías que culpan de esto a un gen... yo culparía a la estupidez femenina y al síndrome premenstrual... Pero lo cierto es que muchas mujeres, entre las cuales me incluyo, no hemos perfeccionado aún esta etapa. Me encantaría ser una especie de Samantha Jones, una antropóloga sexual capaz de disfrutar del sexo sin remordimientos. Probar, analizar y disfrutar. Nada de comerse la cabeza. Pero claro, ¿Qué pensaría el Príncipe azul de esto? De nuevo nuestra generación pierde en este sentido. Veo las nuevas generaciones mucho más libres en este aspecto.

En Nueva York lo llena todo el sexo: los que lo consiguen, los que intentan conseguirlo y los que no se comen ni una rosca. No me extraña que la ciudad nunca duerma, está siempre pensando en echar un polvo... 
A esa cita podríamos cambiarle la ciudad perfectamente.

Quinta y última etapa (por ahora): Reticencia y miedo  EN PROCESO


Valoro mi independencia por encima de todo, así no tengo que ver incumplida ninguna expectativa
Pero lo cierto es que estas muerta de miedo. Te asusta la sola idea de arriesgarte a abrir tu corazón de nuevo. Sólo tú sabes lo que te ha dolido, lo que has sufrido, lo mucho que te ha costado recuperarte y no estás dispuesta a volver a pasar por ello. En el fondo, muy en el fondo de tu corazón sigues creyendo en las mismas gilipollececes amorosas que te han llevado a este punto y eso te aterra. Te repites a ti misma consignas sobre la vida y te prometes a ti misma que lo intentarás. Pero cada vez que alguien está lo suficientemente cerca inventas cualquier pretexto para alejarlo.

Hasta aquí mi pequeña tesis personal sobre los procesos del amor en tiempos post Disney. Lo que comenzó como un breve post se ha convertido en algo demasiado largo. Mis perdones, pero me encantaría leer vuestras teorías. Seguramente estoy muy equivocada, pero cada uno tiene su pequeña verdad.




1 comentarios:

  1. la verdad, me encanta el post.

    aunque yo personalmente, creo que después de la decepción, y de echar mis llantos viendo películas de amor comiéndome un helado, vuelvo a la búsqueda de mi sapito... :P

    ResponderEliminar