Have you confessed?


Hace mucho que no escribo desde el corazón aquí. Entre otras muchas cosas porque sigo sumergida en un bucle raro que no termina de gustarme. O mejor dicho, no termino de gustarme. Parece que cuando escribimos o decimos las cosas se vuelven reales, parece que hasta que no las soltamos no se vuelven tangibles y creo que necesito liberarme de algún modo. Espero que este post sirva para este propósito.

Hoy leyendo el blog de una amiga en el que se ha 'desnudado' un poco compartiendo pequeñas cosas suyas me he dado cuenta que echo de menos ese alivio, por llamarlo de algún modo, que era para mi este blog. Un lugar donde desnudaba mis pensamientos sin miedo. En algún momento del camino, al ver tantas visitas y al ser preguntada sobre el pudor y esas cosas, me asusté y dejé de escribir lo que realmente se me pasaba por la mente, resumiendo, me entró la vergüenza. El resultado, un cierto abandono y un vacío que no termino de llenar.

Inspirada por esa cercanía que siento cuando leo los blogs de algunas de mis amigas he decidido volver a ese antiguo hábito en el que me soltaba el pelo en este espacio y escribía sobre lo que me atormenta, me hace feliz o me inspira. No creo que le resulte interesante a nadie, es más una necesidad, pero los comentarios constructivos son bienvenidos. Yo hoy he venido aquí hablar de las cosas que me pesan un poco, a ver si suelto lastre.

Confesiones de una imperfeccionista nata

Hecho de menos a una amiga que me inspiró muchísimo. Cuando estábamos juntas parecía que todo era posible, las musas me cantaban al oído mientras dormía y me sentía enamorada de la vida. Aún así, y pese que ella se acercó hace poco, no he tenido la valentía de llamarla. No sé por qué.

Me siento perdida, aunque no quiero admitirlo. Bajo la apariencia de fortaleza, seguridad y trabajo hay una persona asustada, muy asustada, que no para de pensar cosas menos positivas de lo que le gustaría.

Pese a mis esfuerzos por disimularlo, la enfermedad de mi madre y su evolución me preocupa mucho. El futuro parece algo incierto y bajo la sonrisa y el optimismo se esconde un miedo atroz a perderla.

Siento que soy demasiado desapegada. Que no merezco a mis amigos, que no los cuido lo suficiente... tendría que estar más, llamar más... esa es siempre mi tarea pendiente.

No me estoy cuidando como debería...

Creo que por hoy termino con este confesionario. Disculpen las molestias y los desvaríos de esta imperfeccionista.

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