Decir adiós




En ocasiones escuchas en boca ajena palabras que describen lo que sientes mejor de lo que tu mismo lo harías. Durante meses has tenido ese sentimiento enquistado, no has sido capaz de identificarlo, describirlo. Te ronda y te disgusta pero no lo conoces. Entonces un discurso que escuchas por casualidad y que nada tiene que ver contigo da tanto en la diana que te asusta y libera al mismo tiempo.

En un instante esas sentencias se vuelven tuyas, las interiorizas y jurarías que han salido de tu mente. Lo que abajo escribo es una adaptación de un texto que no es mío pero que describe perfectamente lo que hay dentro de mi mente y de mi corazón en este preciso instante.
Hay una verdad universal que todos debemos afrontar queramos o no. Al final todo se acaba.  Y por mucho que deseara que llegara este día nunca me han gustado los finales. El último día de verano, el último capítulo de un buen libro, separarte de una buena amiga... Pero los finales son inevitables. Llega el otoño, cierras el libro, dices adiós. 

Hoy es uno de esos días para mi,  me despido de todo lo que me era familiar, lo que era cómodo. Paso página. Y en este devenir de despedidas hay personas que son una parte tan importante de mi misma que sé que estarán ahí pase lo que pase. Ellos son la tierra firme, la estrella polar y esa voz de mi corazón que siempre me acompañará, siempre. 

Cerrar ciclos no es fácil, menos aún cuando se trata de uno del que has aprendido tanto, bueno y malo. Una aventura que te ha hecho más fuerte y en la que has crecido. Por fin he podido decir adiós de verdad, algo nada sencillo. Adiós y gracias.



Y que mejor que recodar las palabras de un grande para terminar esta despedida:

What will we become? We become ourselves. We're all mad here & all the world is green.
Tom Waits 
 

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