Cuando las villanas somos nosotras

Creo que todos hemos tenido una relación que ha sido una excepción a la regla. Y hablo de las relaciones malas, autodestructivas, dependientes, clandestinas. Esas que te hacen sentir mal y te convierten en villana.

La otra, la chica mala de la película en toda regla. Porque no hiciste lo correcto y sabes que si hubieras tenido tiempo de reflexionar, nunca hubieras dejado que las cosas transcurrieran de ese modo.

Normalmente ese tipo de relaciones transcurren casi como una película. Y lo que es peor,  las escenas de tu personaje no están rodadas en planos subjetivos. En ese momento habrías dado la vida por un plano referencia, algo que te situara y te orientara. Pero no, sigues ajena a lo que está ocurriendo, los espectadores (tus amigos) gozan de más información que tu y casi pueden contarte el final fatal que tendrá tu historia.

Todo transcurre a una velocidad de infarto hasta que se rompe la burbuja. Entonces el resultado explota de tal modo ante tus ojos que ves tu verdadero rol en la trama. Descubres lo poco que te gusta tu personaje. No te gusta en absoluto. Quieres rebobinar y borrar algunas escenas, cambiar decisiones y diálogos... pero la vida no es una película.

Él era mi debilidad. Y realmente débil es como me sentía cuando estábamos juntos. Mi voluntad se doblegaba completamente a merced de esa atracción insana que había entre nosotros. Insalubre relación que hacía que no fuera del todo yo misma.

No quiero revelar demasiados detalles al respecto, pero bastará decir que no me siento orgullosa de aquella época.

Sin embargo, ellos parecen no tener remordimientos cuando este tipo de situaciones se presentan. Debe ser por el gen que dicen que tienen los hombres... ya hablaré de él en otra ocasión.

Llega el día que te revelas y pones punto final a la situación. Pero en ocasiones tu fuerza de voluntad flaquea y él sabe identificar perfectamente cuando eso ocurre.

Son como animales de caza que huelen nuestra debilidad y atacan cuando saben que tendrán una presa fácil. Consiguen su objetivo, vuelves a caer y así  comienza un círculo vicioso. De nuevo te sientes la villana, débil, esa estúpida sin fuerza de voluntad.

Desde la distancia y la sabiduría, que sólo el tiempo y los errores cometidos te otorgan, decides que el papel de villana no será nunca más para ti... por mucho que los instintos y la neblina de las emociones te quieran tentar.

3 comentarios:

  1. Un relato realmente triste, la verdad que nunca me han gustado las relaciones así. No soy partidario de ellas, ni nunca lo seré. Cuando haces daño a una persona, en cierto modo, la estás utilizando para tu propio beneficio / satisfacción sin ni siquiera pensar en las consecuencias...

    Sólo puedo decirte que mucho ánimo y que seguro que encontrarás a alguien estupendo, tal y como tu eres! Un muxu guapa!!!

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  2. La imperfeccionista se merece a un chico perfecto, perfecto para ella! Tan romántico y apasionado, tan dulce y fogoso... que te haga feliz. Porque ser feliz es lo que más te mereces.
    Great post :-)

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  3. me gusta mucho lo que leo, y en parte preferiria no entenderlo. -se encoje de hombros- Pero que le haremos : ). Un abrazo Imperfeccionista.

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