Finales


Nos gustan los finales que nos rompen el corazón, admitámoslo. Somos adictos a determinada tristeza, esa de saber que has tenido algo, aunque sea unas décimas de segundo, para después echarlo de menos, recordarlo con nostalgia y llorarlo en los días grises.

Pero en esta ocasión me niego a sentir un final, nos recordaré como un comienzo, los primeros pasos en un nuevo camino lleno de incertidumbres maravillosas, de situaciones estadísticamente poco probables en una ciudad pequeña de tamaño pero grande de alma.

Prometo no aferrarme al pasado, te lo prometo. Prometo hacer todas y cada una de las cosas de la lista, te lo prometo. No puedo, sin embargo, prometer no echar de menos tu azul.

Sonreiré cada vez que la lluvia vuelva a pillarme desprevenida en un barco a media noche.




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