Sutileza, dejar entrever, escribir entre líneas, acciones con segundas intenciones (de las buenas) y miedo, mucho miedo.
Miedo al rechazo, a quedar expuesto, a la sangre de una víscera abierta de par en par. Sentimientos que tienen un culpable al que te gustaría mirar a los ojos y espetarle: Tú eres la razón de que mi corazón lata más alborotado estos días.
Veo en una amiga el brillo de una ilusión y el miedo a quedar expuesta. La esperanza de que él sepa entender sus miradas, sus conversaciones, sus notas, leer entre líneas.
Pasan los años y seguimos queriendo que ellos den ese temido primer paso. Toda la responsabilidad en sus hombros con el fin de no quedar expuestas. ¿Superaremos alguna vez ese miedo?
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A los hombres nos toca esa tarea que las mujeres tan sutilmente nos encomendáis. Merece la pena la mayoría de las veces.
ResponderEliminarPues si merece la pena igual nosotras deberíamos empezar a atrevernos más :) Gracias por comentar!
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